El lugar de su nacimiento y la veneración popular
Suetonio, V-VI
Augusto nació durante el consulado de Marco Tulio Cicerón y de Gayo Antonio, en el noveno día antes de las calendas de octubre, algo antes del amanecer, en la zona del Palatino llamada "Las cabezas de Buey", en donde ahora tiene un santuario que fue construido bastante después de su muerte. En realidad, según las actas del Senado, un joven de estirpe patricia, Gayo Letorio, con objeto de lograr que se le suavizase un castigo por adulterio, invocó ante los senadores, además de su edad y de su alcurnia, la circunstancia de que era el poseedor y un a modo de custodio del suelo hollado por el divino Augusto al poco de nacer éste. Y pidió benevolencia por consideración para con esta divinidad que, digámoslo así, le pertenecía. De modo que se decidió consagrar al culto esa parte de la casa. Aún enseñan, hoy día, la casa en que se crió, en un terreno que poseía su familia, a las afueras de Roma, en las puertas de Velitras: es muy modesta y parecida a un almacén; las gentes del lugar siguen creyendo que nació allí mismo. Es tenido por gesto irreverente pisar el umbral de esa caseta si no es devotamente y por necesidad. Desde antiguo corrió la leyenda de que una especie de terror pánico se adueñaba de quien se atreviera a entrar temerariamente en ella. Leyenda que, según sucesos posteriores, resultó ser verdadera.
En efecto, ocurrió que un nuevo propietario de la finca fue a dormir a la casa, ignoro si por casualidad o con intención de averiguar lo que hubiera de cierto en todo eso. Sucedió que, pasadas unas pocas horas de la noche, fue hallado casi medio muerto, con cama y todo, en la puerta de la casa: una desconocida fuerza súbita lo había expulsado de allí.
Selección de textos sobre Augusto