Todo ello fue, posiblemente, obra de Hipólito, cercano a Orígenes. El texto supuestamente de Josefo llama a Santiago "Hermano de Jesús" y a éste "hombre sabio, si es que es posible llamarlo hombre", pues era "el Cristo", que murió y "apareció resucitado, como anunciaron los divinos profetas." Flavio Josefo no fue cristiano (objeción seria frente a quienes le atribuyen el texto) y, además, Orígenes reprocha a Josefo no haber reconocido en Jesús al Cristo (Contra Celso, I 47; Sobre Mateo, X 47), por lo que difícilmente pudo haber escrito Josefo esas palabras.
Mención más antigua, pero vaga, es la de Suetonio, en su vida de Claudio; en el año 49, a raíz de ciertos alborotos peligrosos protagonizados por los judíos "a instigación de Cresto, los expulsó de Roma". Cresto puede ser interpretado como Cristo o bien ser nombre de otra persona, pues era muy común entonces. En todo caso, la alusión no es a Jesús vivo.
[V., en español, "El testimonio flaviano", en L. García Iglesias, Flavio Josefo. Autobiografía. Contra Apión, Gredos, Madrid, 1994, págs. 58-62.)
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